martes, 11 de agosto de 2009

LOS PRESUPUESTOS DEL 2010.

Serán una de las principales cuestiones que se pondrán sobre la mesa a la vuelta de las vacaciones. Y en el marco de un escenario económico muy poco halagüeño: en estos momentos, el déficit público se sitúa ya por encima del 3,67% del PIB, y si se proyecta a 31 de diciembre, siguiendo la tendencia de los últimos meses, a más del 8%. Fruto, en todo caso, tanto de un espectacular incremento del gasto público como de un importante descenso en la recaudación de los impuestos (con especial incidencia en el IVA)

Por toda razón, son muy importantes los próximos presupuestos. El Gobierno debería determinar de una vez por todas la línea a seguir, ante un escenario muy complicado, y al que además del déficit público habría que añadir las escalofriantes cifras del paro, que se volverán a ver incrementadas en el cuarto trimestre, con el fin de la temporada estival, y la finalización del Plan E; y sobre todo las malas perspectivas macroeconómicas.
Hasta el momento, el Gobierno ha hecho uso de la política fiscal, aumentando de forma desmedida el gasto público, tratando de estimular la demanda agregada y consiguiendo contribuir al incremento del déficit...Pero el margen de estas políticas fiscales no es ilimitado, sino más bien todo lo contrario. En este sentido, España tiene un compromiso con la Unión Europea en lo que se refiere a estabilidad presupuestaria. Y debe volver a este camino lo más rápidamente que sea posible.
A ello debemos sumar el reto de la necesaria transformación del modelo competitivo de la economía española, transformación que si necesita de las políticas fiscales como medidas de estímulo a sectores productivos que puedan ser generadores de empleo, en forma de incentivos fiscales, Pero también es imprescindible la austeridad y priorización en cuanto al gasto no productivo, así como un control de eficiencia del mismo.

Si los países miembros de la eurozona y los EEUU, compañeros nuestros de viaje, empiezan a mostrar a medio plazo que sus “brotes verdes” son reales, las medidas excepcionales que han puesto en marcha gobiernos y autoridades monetarias, seguramente sean retiradas, al objeto de no causar otros “efectos perversos” como pudieran ser altas tasas de inflación. De manera que, por ejemplo, podemos encontrarnos con una subida de tipos de interés por parte del BCE para la próxima primavera. Ello puede suponer endurecer y alargar en el tiempo la crisis española, con unos altos niveles de endeudamiento.
Por todo ello, es imprescindible que el Gobierno ponga en marcha medidas de estímulo para la economía española en los próximos presupuestos. No quedan ya muchas más oportunidades.