jueves, 31 de julio de 2008

Quien nos defiende?

Parece que por fin, el Gobierno ha reconocido (por boca del vicepresidente Solbes en una entrevista en la Cadena SER) la grave situación en la que nos encontramos, con una previsión de crecimiento cercana al 0 (que en realidad puede convertirse en negativa) y unas perspectivas de inflación al alza para los próximos meses. Es decir, estamos en estanflación o al menos, cerca.
Con ello, por lo menos, nos aseguramos que en los próximos meses, los debates sobre economía se centrarán en las medidas y recetas a aplicar para tratar de salir de la crisis, y no sobre la existencia o no de la misma.
Sin embargo, aparte de alabar y promocionar la larga lista de medidas ofrecida por el propio Gobierno, muchas de ellas meramente coyunturales, casi improvisadas o imposibles de poner en práctica, no ha sido capaz más que de apostar por un optimismo poco o nada creíble. Solbes, a mi modo ver ver, tiene prácticamente perdido la práctica totalidad del prestigio y confianza que se hubiera ganado en pasadas legislaturas. Aparece como cansado, casi apático, siempre a la defensiva, sin tomar iniciativa alguna. Como si hubiera decidido esperar a que, su más que posible sucesor, Sebastián, le pise el terreno: él ha sido quien ha presentado una gran parte de las mencionadas medidas gubernamentales para combatir la crisis económica.
A ello habría que añadir que la postura del Partido Popular tampoco es muy beligerante ni ha presentado de manera clara y estructurada sus propuestas a la opinión pública, de manera que se pudiera hacer al menos una cierta presión social al Gobierno. Pero pese a ello, podría considerarse que algunas de las propuestas mencionadas por Cristóbal Montoro, como por ejemplo, la posibilidad de incrementar las deducciones fiscales por adquisición de vivienda, podrían ser convenientes de aplicar, habida cuenta de que podría servir  elemento dinamizador del mercado inmobiliario. O al menos podría evitar una mayor caída. En cualquier caso, se trataría de una medida "más barata" y de más fácil aplicación que los famosos 400 euros del IRPF. 
Con respecto a la más que necesaria reducción del gasto público, se podría realizar la siguiente reflexión: El famoso recorte de los 200 mil millones de ptas. en 1996, evitó un déficit excesivo y peligroso en las cuentas del Estado, cuando además, y tanto cuantitativa como cualitativamente, partidas importantes como la Educación o la Sanidad no se habían transferido aún en su totalidad a las Comunidades Autónomas. Pero qué ocurriría ahora si es Gobierno decidiera recortar el gasto público? Lo harían también las Comunidades Autónomas? Lo harían solamente unas cuántas generando aún mayor desigualdad en la distribución de los ingresos y servicios? 
A su vez, esta cuestión del gasto público puede enlazarse con la reforma del sistema de financiación de las Comunidades Autónomas y su oportunidad Sería otro ingrediente más a añadir al caldo de la actual situación económica.
Y todo ello sin olvidar la famosa foto de los llamados agentes sociales con el Presidente del Gobierno, y el acuerdo unánime sobre la no menos famosa "hoja de ruta" de la concertación social, que no dice nada más que generalidades, no resuelve nada ni propone nada concreto. Eso si, contó con el apoyo del PP y de la patronal CEOE. 
A todo esto, quien nos defiende a quienes somos pequeños empresarios o profesionales liberales, con capacidad para crear valor en nuestras empresas? Quién siquiera es capaz de recoger muchas de nuestras principales preocupaciones para que es escuchen?




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